(Daniel Mediavilla / Materia).- Ahora puede parecer algo normal, pero hasta hace muy poco, nadie dejaba decisiones fundamentales para su vida en manos de desconocidos que viv铆an en ciudades lejanas. La cercan铆a del jefe de la tribu y la familiaridad con todos los miembros de una sociedad peque帽a tiene valores que no se abandonar铆an sin un buen motivo. Esa fuerza que impuls贸 a los peque帽os grupos humanos a fundirse en sociedades descomunales y an贸nimas fue, seg煤n un nuevo estudio, la guerra.
Esta conclusi贸n es parte de un an谩lisis realizado a partir de un modelo matem谩tico que se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Introduciendo factores sobre la geograf铆a, la ecolog铆a o las innovaciones militares de las diversas sociedades, y a帽adiendo un mecanismo de evoluci贸n cultural, recrearon un periodo de 3,000 a帽os, entre el 1500 a.C y 1500 d.C., que despu茅s se cotej贸 con el registro hist贸rico. El modelo fue capaz de predecir cu谩ndo y d贸nde surgir铆an las civilizaciones con sociedades complejas y de gran tama帽o con un 65% de acierto.
Competici贸n y lucha
Cuando a ese mismo modelo se le quitaba el efecto de la difusi贸n de tecnolog铆a militar, su coincidencia con lo sucedido en realidad se reduc铆a al 16%. Seg煤n los autores, esta es una muestra de que la aparici贸n y el mantenimiento de instituciones y mecanismos que sirvan para cooperar con individuos con los que no se tiene parentesco se ve influida por la competencia entre sociedades, una competici贸n que los autores recogen, fundamentalmente, como enfrentamiento b茅lico. Como si fuesen organismos que compiten entre ellos, afirma el estudio, las sociedades con rasgos que permitan un mayor control del grupo y sean capaces de coordinar a un mayor n煤mero de sus miembros, se impondr谩n a otras sociedades que no cuentan con esos rasgos.
El enfoque de los investigadores, formado por un grupo interdisciplinar de EEUU y Reino Unido, pretende demostrar que, como dijo Arnold Toynbee, la historia no es la sucesi贸n de “una maldita cosa tras otra” sino que existen “mecanismos generales en juego que modelan los patrones generales de la historia”. En lo que se puede considerar una afirmaci贸n optimista, uno de los autores del estudio, Sergey Gavrilets, director de actividades cient铆ficas del Instituto Nacional para la S铆ntesis Matem谩tica y Biol贸gica, afirma que “explicar los sucesos hist贸ricos [con su modelo] nos ayuda a entender mejor el presente y, finalmente, puede ayudar a predecir el futuro”.
De momento, gracias a su simulaci贸n han observado c贸mo la presi贸n de otras sociedades empuj贸 a los humanos de lo que hoy es Oriente Medio o China hacia la civilizaci贸n. Las sociedades agrarias, que hab铆an surgido en regiones apropiadas, como las f茅rtiles cuencas de los r铆os Nilo, Tigris y E煤frates, incrementaron su capacidad para guerrear entre ellas por el contacto con las tribus n贸madas de la estepa. Estos grupos humanos desarrollaron importantes avances en la tecnolog铆a de guerra, como los carros de combate tirados por caballos o la caballer铆a pesada. Aquellos avances, igual que en el caso de los grandes agricultores de Oriente Medio, aparecieron en la estepa de Eurasia por unas caracter铆sticas ecol贸gicas determinadas: estaba llena de caballos listos para ser domesticados.
La competici贸n y el intercambio tecnol贸gico entre ambos tipos de sociedad favoreci贸 la aparici贸n de grandes instituciones y bur贸cratas profesionales para gestionar y mantener cohesionadas a aquellos complejos grupos humanos. Como sucede en la competici贸n entre seres vivos, en ese entorno de intensa competencia no hab铆a mucha elecci贸n. Las sociedades que no avanzaban hacia mayores grados de complejidad eran fagocitadas por las civilizaciones capaces de movilizar grandes ej茅rcitos y de alimentarlos y armarlos con sistemas de producci贸n de bienes muy organizados.
Adem谩s de obtener conclusiones como las anteriores, los autores del estudio consideran que este trabajo muestra que la combinaci贸n de los datos hist贸ricos disponibles y la teor铆a evolutiva puede desempe帽ar un interesante papel para lograr responder preguntas sobre la historia humana y la evoluci贸n cultural. Modelos como el empleado por este grupo de investigadores, permite testar las hip贸tesis frente a la historia real y averiguar as铆 si se ajustan mejor o peor a la realidad. Y m谩s importante, la posibilidad de introducir o extraer factores concretos, como se hace en el art铆culo publicado en PNAS con la difusi贸n de la tecnolog铆a militar, permite comparar el valor de hip贸tesis alternativas para explicar unos datos concretos.
Esta conclusi贸n es parte de un an谩lisis realizado a partir de un modelo matem谩tico que se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Introduciendo factores sobre la geograf铆a, la ecolog铆a o las innovaciones militares de las diversas sociedades, y a帽adiendo un mecanismo de evoluci贸n cultural, recrearon un periodo de 3,000 a帽os, entre el 1500 a.C y 1500 d.C., que despu茅s se cotej贸 con el registro hist贸rico. El modelo fue capaz de predecir cu谩ndo y d贸nde surgir铆an las civilizaciones con sociedades complejas y de gran tama帽o con un 65% de acierto.
Competici贸n y lucha
Cuando a ese mismo modelo se le quitaba el efecto de la difusi贸n de tecnolog铆a militar, su coincidencia con lo sucedido en realidad se reduc铆a al 16%. Seg煤n los autores, esta es una muestra de que la aparici贸n y el mantenimiento de instituciones y mecanismos que sirvan para cooperar con individuos con los que no se tiene parentesco se ve influida por la competencia entre sociedades, una competici贸n que los autores recogen, fundamentalmente, como enfrentamiento b茅lico. Como si fuesen organismos que compiten entre ellos, afirma el estudio, las sociedades con rasgos que permitan un mayor control del grupo y sean capaces de coordinar a un mayor n煤mero de sus miembros, se impondr谩n a otras sociedades que no cuentan con esos rasgos.
El enfoque de los investigadores, formado por un grupo interdisciplinar de EEUU y Reino Unido, pretende demostrar que, como dijo Arnold Toynbee, la historia no es la sucesi贸n de “una maldita cosa tras otra” sino que existen “mecanismos generales en juego que modelan los patrones generales de la historia”. En lo que se puede considerar una afirmaci贸n optimista, uno de los autores del estudio, Sergey Gavrilets, director de actividades cient铆ficas del Instituto Nacional para la S铆ntesis Matem谩tica y Biol贸gica, afirma que “explicar los sucesos hist贸ricos [con su modelo] nos ayuda a entender mejor el presente y, finalmente, puede ayudar a predecir el futuro”.
De momento, gracias a su simulaci贸n han observado c贸mo la presi贸n de otras sociedades empuj贸 a los humanos de lo que hoy es Oriente Medio o China hacia la civilizaci贸n. Las sociedades agrarias, que hab铆an surgido en regiones apropiadas, como las f茅rtiles cuencas de los r铆os Nilo, Tigris y E煤frates, incrementaron su capacidad para guerrear entre ellas por el contacto con las tribus n贸madas de la estepa. Estos grupos humanos desarrollaron importantes avances en la tecnolog铆a de guerra, como los carros de combate tirados por caballos o la caballer铆a pesada. Aquellos avances, igual que en el caso de los grandes agricultores de Oriente Medio, aparecieron en la estepa de Eurasia por unas caracter铆sticas ecol贸gicas determinadas: estaba llena de caballos listos para ser domesticados.
La competici贸n y el intercambio tecnol贸gico entre ambos tipos de sociedad favoreci贸 la aparici贸n de grandes instituciones y bur贸cratas profesionales para gestionar y mantener cohesionadas a aquellos complejos grupos humanos. Como sucede en la competici贸n entre seres vivos, en ese entorno de intensa competencia no hab铆a mucha elecci贸n. Las sociedades que no avanzaban hacia mayores grados de complejidad eran fagocitadas por las civilizaciones capaces de movilizar grandes ej茅rcitos y de alimentarlos y armarlos con sistemas de producci贸n de bienes muy organizados.
Adem谩s de obtener conclusiones como las anteriores, los autores del estudio consideran que este trabajo muestra que la combinaci贸n de los datos hist贸ricos disponibles y la teor铆a evolutiva puede desempe帽ar un interesante papel para lograr responder preguntas sobre la historia humana y la evoluci贸n cultural. Modelos como el empleado por este grupo de investigadores, permite testar las hip贸tesis frente a la historia real y averiguar as铆 si se ajustan mejor o peor a la realidad. Y m谩s importante, la posibilidad de introducir o extraer factores concretos, como se hace en el art铆culo publicado en PNAS con la difusi贸n de la tecnolog铆a militar, permite comparar el valor de hip贸tesis alternativas para explicar unos datos concretos.