María Antonia Romero Vásquez, integrante del grupo altruista conocido como "Las Patronas", explica cómo inicio esta labor filantrópica que ofrece alimentos a migrantes indocumentados, en su paso por Veracruz 
MÉRIDA, Yucatán.- Detrás de las vejaciones y abusos que sufren los migrantes indocumentados en su paso por México, hay historias opuestas que resaltar. Una de ellas es la labor altruista que realizan “Las Patronas”, un grupo de mujeres voluntarias del municipio de Amatlán de los Reyes, en Veracruz, que ofrecen alimentos, principalmente a centroamericanos, quienes a bordo del tren conocido como “La Bestia”, atraviesan nuestro país para alcanzar el “sueño americano”.Invitadas a la mesa de debate “Derechos Humanos de las Personas Migrantes”, organizada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a través de la Casa de la Cultura Jurídica, en la ciudad de Mérida, las señoras María Antonia Romero Vásquez y Rosa Romero Vásquez contaron a este medio cómo inició esta labor filantrópica que ha sido documentada en varias ocasiones y reconocida, en 2013, con el Premio Nacional de Derechos Humanos.
De acuerdo con la señora María Antonia Romero Vásquez, todo empezó hace 21 años, cuando dos de sus hermanas mayores, Bernarda y Rosa, salieron por la mañana a comprar leche y pan y, al regresar, no lograron atravesar la vía pues el tren les había ganado el paso. Al esperar, escucharon gritos de personas que iban a bordo del convoy, quienes les dijeron que tenían hambre y les pidieron la leche y el pan que llevaban, a lo cual ellas accedieron.
Cuenta que al enterarse su madre de esta situación, al siguiente día preparó alrededor de 20 “lonches” para entregárselos a los migrantes que pasarían a bordo del tren. No obstante, asegura que este suministro de comida no alcanzó, pues el número de indocumentados era mayor, por lo que, en lo que significó el segundo día de apoyo, preparó más “lonches” con arroz, frijoles y quelites. “Aumentaron los “lonches” porque comenzaban a pasar entre 50 (migrantes), y así iba aumentando la gente”, dijo.
Precisó que esta labor fue creciendo a partir de que se grabó un documental, el cual se dio a conocer en diferentes partes del mundo. “El tren traía algo de gente y una compañera dijo que alguien sacó una foto. Nosotras, temerosas, porque en aquel tiempo era un delito, según, ayudar al migrante, porque nos querían meter miedo. Al poco rato, los muchachos que venían grabando el tren, desde Tierra Blanca, vieron que salimos a dar la comida, entonces llegaron a la terminal donde paró el tren y volvieron más o menos a donde estábamos dando. Llegaron a la casa y nos hicieron saber que nuestra labor se diera a conocer. El reportaje tardó como dos semanas ahí con nosotros. Los muchachos ahí estuvieron, porque ellos desde temprano veían el movimiento y grabaron eso. Ese reportaje se lo llevaron y pensamos que ya no regresarían. Tardaron como dos años para que ellos regresaran y nos trajeran la noticia del documental, por medio del cual se dio a conocer nuestra labor y así la gente comenzó a llegar (para ayudar)”.
Detalló que con el paso del tiempo, la cantidad de migrantes fue aumentando. Las cifras alcanzaban hasta mil personas por día, lo que complicó significativamente esta obra, pero gracias la difusión de su labor a través del documental, empezaron a llegar personas de ciudades cercanas, como Córdoba y Veracruz, para apoyar con insumos. “Había tres trenes, uno de ellos transportaba material químico, al que no se subían los migrantes por ser peligroso, pero a los otros dos subían hasta 500 personas por cada tren. Requeríamos de 20 kilos de frijol y 20 kilos de arroz, y eso se iba en un tren”, sostuvo.
Migrantes se tienen que enfrentar a extorsión y muerte en su paso por México
No obstante, la cantidad de migrantes que arriesgan su vida a bordo de “La Bestia” se ha reducido considerablemente desde el 2014, pues actualmente transitan por la comunidad de “La Patrona”, de donde es originario este grupo de mujeres voluntarias, alrededor de 200 indocumentados por día, la mayoría de ellos de origen hondureño, de acuerdo con la señora María Antonia.
Una de las causas sería la extorsión a la que se tienen que enfrentar. “Nos platican que si se suben al tren, pues les cobran una cuota. En cada estación les cobran 100 dólares. El que los trae, la paga, y el que no los trae, pues lo botan del tren. Ellos nos dicen: ‘si salimos de nuestro país es porque no tenemos dinero, pero ahorita las bandas son las que nos quitan el dinero, son las que nos extorsionan’. De Tenosique (Tabasco) a Tierra Blanca (Veracruz) es una estación. Los que se suben al tren, saben que más adelante les van a pedir la cuota. Nos han platicado migrantes que a veces hasta a las mujeres las tiran, y no les importa si la mujer está embrazada”, contó.
Agregó que las bandas que suelen delinquir de esta forma, suelen estar integradas tanto por mexicanos como por centroamericanos, a lo que se suma parte del personal del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes de igual forma les arrebatan el dinero a los indocumentados, advirtiéndoles que en caso de no hacerlo, serán regresados a sus países de origen. “Ellos, por miedo de regresar a su país y por lo que han sufrido en el tramo, dan lo poquito que tienen o, definitivamente, se van caminando”, lamentó.
Finalmente, hizo un llamado a la población a ayudar a la gente necesitada, como el caso de los migrantes centroamericanos. “Que no los humillen. Que les pregunten qué tienen. No es necesario darles dinero, sino apoyarlos moralmente. Ellos vienen desde lejos y que uno todavía diga ‘es un chorreado y me va a robar’. Eso es discriminar a esas personas, y no nos ponemos a pensar en el sufrimiento que ellos traen”, expresó.
Si desea apoyar a esta noble causa, puede comunicarse a los números de teléfono 271 751 1001 o 271 114 9253. O por vía correo electrónico, a lapatrona.laesperanza@gmail.com. También se encuentra habilitado el número de cuenta 0190082074, con Clave Bancaria (CLABE) 012855001900820742, para realizar depósitos y ayudar a seguir manteniendo esta labor filantrópica en favor de los migrantes indocumentados.