Con una luna enorme de fondo y gritando “¡Cancún, esta noche soy toda tuya!”, la intérprete colombiana Shakira inició su concierto en la Riviera Maya.
A lo largo de una noche espléndida, refrescada por la brisa del mar a unos cuantos metros del campo de golf de la cadena hotelera que ofreció este espectáculo a sus huéspedes y fanáticos, la novia de Gerard Piqué interpretó sus más sonados éxitos, sin dejar de mover un instante sus cadenciosas caderas que le han dado fama a nivel mundial.
“Estoy contenta por estar en México que es como mi casa”, exclamó antes de cantar “Sale el Sol” y “Si te vas”, temas que escogió para abrir un repertorio de poco más de hora y media.
Prácticamente todos apreciaron el show parados en sus asientos, y el desorden reinó, al grado que las personas que pagaron hasta 8 mil pesos por un sitio en la zona VIP tuvieron que apreciar el espectáculo en las pantallas gigantes colocadas a los costados del escenario.
La gente gritaba eufórica, coreaba y aplaudía a su ídolo musical, entre ellos el gobernador Roberto Borge Angulo, quien junto con sus acompañantes consiguió uno de los pocos sitios de privilegio en el centro del campo.
El que no corrió con la misma suerte fue el alcalde de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, quien rebasado por la multitud decidió retirarse con su equipo a la mitad del espectáculo.
A las 22:44 horas, la cantante agradeció a su público y anunció que terminaba el concierto, sin embargo, y tras 10 minutos de ausencia en el que la gente pedía a gritos “Otra, otra, otra”, Shakira regresó para invitar a “bailar a Cancún” con “Las caderas no mienten” y un conjunto de exóticas bailarinas.
A lo largo de una noche espléndida, refrescada por la brisa del mar a unos cuantos metros del campo de golf de la cadena hotelera que ofreció este espectáculo a sus huéspedes y fanáticos, la novia de Gerard Piqué interpretó sus más sonados éxitos, sin dejar de mover un instante sus cadenciosas caderas que le han dado fama a nivel mundial.
“Estoy contenta por estar en México que es como mi casa”, exclamó antes de cantar “Sale el Sol” y “Si te vas”, temas que escogió para abrir un repertorio de poco más de hora y media.
Prácticamente todos apreciaron el show parados en sus asientos, y el desorden reinó, al grado que las personas que pagaron hasta 8 mil pesos por un sitio en la zona VIP tuvieron que apreciar el espectáculo en las pantallas gigantes colocadas a los costados del escenario.
La gente gritaba eufórica, coreaba y aplaudía a su ídolo musical, entre ellos el gobernador Roberto Borge Angulo, quien junto con sus acompañantes consiguió uno de los pocos sitios de privilegio en el centro del campo.
El que no corrió con la misma suerte fue el alcalde de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, quien rebasado por la multitud decidió retirarse con su equipo a la mitad del espectáculo.
A las 22:44 horas, la cantante agradeció a su público y anunció que terminaba el concierto, sin embargo, y tras 10 minutos de ausencia en el que la gente pedía a gritos “Otra, otra, otra”, Shakira regresó para invitar a “bailar a Cancún” con “Las caderas no mienten” y un conjunto de exóticas bailarinas.
No fue suficiente. Después cantó “Gitana”, “La tortura”, “Ciega, Sordomuda” “Loca” y “Rabiosa”. El público exigió más y llegó la despedida con “Waka Waka” y entonces sí la euforia fue total en el campo de golf del Moon Palace.