Es innegable el buen trabajo de promoción turística que ha realizado el Gobierno del Estado en las diferentes Ferias de Turismo que se han llevado a cabo alrededor del mundo y en las cuales se ha procurado posicionar a Tulum como un destino atractivo por sus playas, sus monumentos arqueológicos y, en general, por su historia y cultura.
No obstante, Tulum, como municipio, aún tiene cierto atraso, sobre todo en materia de infraestructura.
Gran parte de ese atraso se debe a la mala administración que se desarrolló durante el mandato de Edith Mendoza Pino, quien a la postre fuera señalada por el presunto desvío de 42 millones de pesos.
Sin embargo, el Gobierno Municipal, encabezado por Martín Cobos Villalobos, tampoco ha hecho obras de gran trascendencia. Obras que son necesarias para un municipio que requiere dar la mejor imagen a los turistas que nos visitan.
Con programas como “Reciclando Basura por Alimentos” y “Cinema del Bienestar”, originalmente ideados por el Gobierno del Estado, se hace creer a la población que se realiza un esfuerzo supremo para generar bienestar.
Es verdad que estos programas tienen cierto sentido, sin embargo, no se deben emplear como una prioridad, pues no es con proyección de películas como los tulumenses vivirán mejor.
En Tulum se necesita mejor alumbrado público, construcción de aceras y guarniciones, drenaje, ordenamiento en los comercios, y una verdadera pavimentación de calles, pues habrá que recordar que el Gobierno Municipal ha dado los banderazos con bombo y platillo, pero finalmente sólo se logra pavimentar ciertos metros, como es el caso de una de las salidas a la zona costera: la calle Mercurio.
No es con proyección de películas
como los tulumenses vivirán mejor.
Es verdad que cuando Cobos Villalobos tomó posesión, las arcas del municipio estaban vacías, sin embargo, los contribuyentes han respondido de buena forma en el pago de los diferentes impuestos que aplica la municipalidad.
Además, cabe recordar que el Ayuntamiento capta recursos no sólo de los impuestos que se cobran en el municipio, también recibe aportaciones federales como es el caso del Ramo 33,que es una transferencia de recursos para la atención de diferentes rubros como la salud, la educación y el desarrollo social.
Algunos recordarán que a principios de la década de los 90, Playa del Carmen era un lugar muy pequeño, pero en el transcurso de 5 a 10 años, tuvo un crecimiento sorprendente.
Tulum también ha tenido un notable crecimiento demográfico, desde luego que no a la altura del municipio vecino, pero sí a un ritmo destacable, sin embargo, ha tenido un avance muy lento en infraestructura.
Además, en el sector de la salud aún hay mucho trabajo por delante. En un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), basado en el Censo de Población y Vivienda 2010, Tulum ocupó el último lugar, con el 51.7 por ciento, en relación a la población derechohabiente a servicios de salud.
“Si bien el Sistema Estatal de Salud ha alcanzado logros indiscutibles, los avances en las coberturas que ofrecen las instituciones dedicadas al cuidado de la salud no han sido uniformes. La diferencia porcentual entre José María Morelos (79.2%), que tiene el mayor porcentaje de población derechohabiente a servicios de salud, y Tulum (51.7%), con el menor porcentaje de derechohabientes, es de 27.5 puntos porcentuales”, señala el INEGI en su informe.
En estos tiempos electorales, será importante que tanto los aspirantes a la presidencia municipal como a una diputación local, se propongan mejorar la imagen urbana del municipio y reforzar otros rubros como la salud y la educación.
Tulum requiere de gobernantes audaces y visionarios, que empleen estrategias para obtener no sólo los recursos convencionales sino para buscar formas de conseguir aportes de organismos incluso intencionales.
Menos verborrea, menos demagogia y más trabajo.