PALENQUE, Chiapas.- Considerado uno de los reinos más poderosos de la cultura maya durante el periodo Clásico (200 a 900 d.C.), Yaxchilán (piedras verdes) destaca como una de las zonas arqueológicas más atractivas del suroeste mexicano, no sólo por su belleza arquitectónica sino por su riqueza biológica y cultural.
Ubicado en el corazón de la selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo, y a la orilla del río Usumacinta, que divide a México y Guatemala, Yaxchilán resguarda, en sus más de tres mil metros de cuadrados, los secretos de la cultura maya a través de sus estructuras arquitectónicas, inscripciones, estelas, altares y dinteles.
Nombrada Monumento Natural en 1992 por decreto presidencial, esta acrópolis se divide en dos grandes zonas: “Tierras Altas”, donde hay una gran diversidad ecológica, y “Tierras Bajas”, donde existe uniformidad ecológica.
De acuerdo con investigaciones arqueológicas hacia el siglo IV d. C., Yaxchilán era un pequeño asentamiento de materiales perecederos cuyos habitantes subsistían mediante la agricultura, pesca, caza y recolección.
Mientras que en el periodo Clásico Maya (250–900 d. C.), la mayor parte de la población del área se agrupaba alrededor de grandes centros urbanos que controlaban vastas extensiones territoriales, con numerosas poblaciones, formando complejos sistemas de producción, intercambió y tributación, dirigidos hacia el sostenimiento de las grandes ciudades.
Al hacer un recorrido por el lugar se puede apreciar inscripciones en los monumentos escultóricos, los cuales han permitido interpretar su historia a partir de la sucesión de gobernantes y de los eventos que marcaron la vida de sus habitantes.
En la mayoría de sus dinteles y estelas se cuentan escenas de traslación de poderes políticos, siendo la dinastía Pájaro Jaguar la que predominó en el lugar; además se puede interpretar los sacrificios que se realizaban en el lugar, el juego de pelota y otros momentos vinculados por la religión y la vida cotidiana.
En la zona destaca la Gran Acrópolis, situada sobre las colinas de roca caliza, e incluye varios conjuntos de edificios construidos en distintas épocas, por lo que el acceso a las diferentes secciones se logra mediante largos tramos de escalinatas alternados con rampas y descansos.
También destaca el edificio número 19, mejor conocido como “El laberinto” debido a la compleja disposición de sus cuadros; en el lugar se ubican numerosas cámaras subterráneas; además del Templo de los Dinteles, que ostenta una diversidad de motivos arquitectónicos y ornamentales.
La zona arqueológica de Yaxchilán ha sido motivo de innumerables exploraciones desde su descubrimiento en 1701 realizado por Jacobo Alcayaga, hasta los más recientes trabajos de conservación apoyados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien resguarda el lugar.
Para llegar a Yaxchilán los visitantes tienen que tomar la carretera que va de Palenque a Bonampak, pues está ubicada a 130 kilómetros de Palenque, hasta llegar a frontera Corozal y de ahí viajar en una lancha a través del río Usumacinta durante 20 minutos hasta llegar a la zona arqueológica.
Notimex
Ubicado en el corazón de la selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo, y a la orilla del río Usumacinta, que divide a México y Guatemala, Yaxchilán resguarda, en sus más de tres mil metros de cuadrados, los secretos de la cultura maya a través de sus estructuras arquitectónicas, inscripciones, estelas, altares y dinteles.
Nombrada Monumento Natural en 1992 por decreto presidencial, esta acrópolis se divide en dos grandes zonas: “Tierras Altas”, donde hay una gran diversidad ecológica, y “Tierras Bajas”, donde existe uniformidad ecológica.
De acuerdo con investigaciones arqueológicas hacia el siglo IV d. C., Yaxchilán era un pequeño asentamiento de materiales perecederos cuyos habitantes subsistían mediante la agricultura, pesca, caza y recolección.
Mientras que en el periodo Clásico Maya (250–900 d. C.), la mayor parte de la población del área se agrupaba alrededor de grandes centros urbanos que controlaban vastas extensiones territoriales, con numerosas poblaciones, formando complejos sistemas de producción, intercambió y tributación, dirigidos hacia el sostenimiento de las grandes ciudades.
Al hacer un recorrido por el lugar se puede apreciar inscripciones en los monumentos escultóricos, los cuales han permitido interpretar su historia a partir de la sucesión de gobernantes y de los eventos que marcaron la vida de sus habitantes.
En la mayoría de sus dinteles y estelas se cuentan escenas de traslación de poderes políticos, siendo la dinastía Pájaro Jaguar la que predominó en el lugar; además se puede interpretar los sacrificios que se realizaban en el lugar, el juego de pelota y otros momentos vinculados por la religión y la vida cotidiana.
En la zona destaca la Gran Acrópolis, situada sobre las colinas de roca caliza, e incluye varios conjuntos de edificios construidos en distintas épocas, por lo que el acceso a las diferentes secciones se logra mediante largos tramos de escalinatas alternados con rampas y descansos.
También destaca el edificio número 19, mejor conocido como “El laberinto” debido a la compleja disposición de sus cuadros; en el lugar se ubican numerosas cámaras subterráneas; además del Templo de los Dinteles, que ostenta una diversidad de motivos arquitectónicos y ornamentales.
La zona arqueológica de Yaxchilán ha sido motivo de innumerables exploraciones desde su descubrimiento en 1701 realizado por Jacobo Alcayaga, hasta los más recientes trabajos de conservación apoyados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien resguarda el lugar.
Para llegar a Yaxchilán los visitantes tienen que tomar la carretera que va de Palenque a Bonampak, pues está ubicada a 130 kilómetros de Palenque, hasta llegar a frontera Corozal y de ahí viajar en una lancha a través del río Usumacinta durante 20 minutos hasta llegar a la zona arqueológica.
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