Mapa | Lalish está a unos 60 km de Mosul, cerca de la frontera iraquí con Siria. |
El nombre proviene de las palabras kurdas lal, "no hablar", e ish, “escucha”. Nos encontramos a unos sesenta kilómetros de Mosul, en un valle verde cerca de la frontera iraquí con Siria. En esta zona viven los yazidis, una población que tiene poco más de quinientos mil miembros. Hay otras pequeñas comunidades yazidis en países como Georgia, Siria, Turquía, Armenia e Irán.
Se trata de un pueblo tan misterioso como perseguido durante siglos, una religión y una comunidad que se remontan a tiempos inmemoriales y son testigos de más de cuatro mil años de historia.
Según su calendario, en el mes de abril pasado se inició el año 6764. Hasta la fecha, los yazidis han sobrevivido a incontables guerras y escabechinas. Fue histórica su resistencia a Genghis Khan, quien tras haber conquistado Bagdad en una semana necesitó un año entero para tomar Mosul.
Los yazidis estuvieron a punto de desaparecer en 1892, cuando las tropas otomanas entraron en el valle de Lalish: mataron a miles de personas y destruyeron el mausoleo del jeque Adi ibn Mustafa, un gran sufí musulmán muerto en 1162 y considerado una reencarnación divina de Malek Ta'us, el ángel caído, que se representa con la forma de un pavo real.
"Melek Ta'us –cuenta Baba Chawish, clérigo y sirviente del templo– se arrepintió y reconstruyó el mundo que previamente había sido destruido: llenó las calderas con sus lágrimas y apagó, así, las llamas del infierno”. Sus libros sagrados son dos: el de la Revelación y el Libro Negro, a los que difícilmente podrá acceder un extranjero.
Enfrente de la puerta de la casa de Baba Chawish hay un pequeño halcón libre, que patalea y chilla a los recién llegados. En la pared, encima de la puerta, como en todas las puertas yazidis, hay un símbolo de buena suerte: arcilla mezclada con flores y cáscaras de huevo. Dentro de la habitación hay otros tres religiosos: Baba Peshiman, Pir Said y Pir Dima.
De hecho, la comunidad está dividida en tres grandes grupos o castas: los muradin, los pir y los sheik. Está prohibido casarse con miembros de una casta diferente o con extranjeros. "El ángel Meleh Ta'us es un demiurgo, un mediador entre Dios, la luz, y el mundo. En el transcurso del tiempo ha tomado formas distintas. El pavo real es una de ellas", explica Pir Dima. Estar frente a los iniciados, vestidos de blanco, con las caras surcadas por las arrugas y hieráticas, guardianes de secretos transmitidos durante miles de años, es muy emocionante.
"Cuando rezo me pongo cara al sol e invoco a su luz tres deseos: que todas las personas estén bien, que tengan buena salud y, por último, rezo por mí". Baba Chawish y los otros sirvientes del templo no pueden casarse. Aunque no se tengan creencias religiosas sólidas, uno entiende inmediatamente que está delante de un grupo de gnósticos, de iluminados.
Es algo que va más allá del conocimiento material. "Amamos a todas las religiones, a todos los pueblos. Si todos hicieran como nosotros, en el mundo no habría ningún problema. Nuestra puerta está abierta, todas nuestras casas están abiertas a los sunís, los chiitas, los cristianos.
"El 14 de agosto de 2007 Al-Qaida perpetró cuatro terribles atentados suicidas contra la comunidad de los yazidis en Kahtaniya y Jazeera, cerca de Mosul. Fue una masacre. Quinientos muertos (según la Cruz Roja en Irak fueron 796) y más de mil 500 heridos. El ataque terrorista más sangriento después del de Nueva York del 11 de septiembre de 2001.
"Este tema nos ha afectado profundamente. Es un problema en todo el Kurdistán. Han matado a varios de nosotros, incluso en los últimos días. La mayoría de los yazidis viven alrededor de Mosul. Baba Sheik, nuestro líder espiritual, quiere que aquí aceptemos a todo el mundo, no sólo a los yazidis", dice Baba Chawish.
Darwish es "el que busca el paso de este mundo material al celestial". En la puerta del templo hay tallada, en un lado de la entrada, una gran serpiente. "Es la sagrada serpiente negra", dice Luqman Saliman, un miembro de la comunidad. "Salvó el arca de Noé del naufragio usando su propio cuerpo para tapar un agujero en el suelo".
Yazidi deriva de yazd, ángel. Aquellos que oran a los ángeles. Si alguna vez pasáis por ahí, recordad una regla simple: cuando entréis en una habitación, saltad el umbral. Si lo pisáis, un ángel presente en la casa podría ofenderse.
Notimex / Luca Pistone