MÉXICO, D.F. (Notimex).- El desarrollo de una biblioteca de especies en riesgo que lidera la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para autoridades aduanales busca controlar el tráfico de vida silvestre, señaló la investigadora del Instituto de Biología, Virginia León Régagnon.
La biblioteca busca combatir uno de los principales problemas que contribuye a la extinción de especies, aseguró la especialista en un comunicado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
La iniciativa de protección y preservación de animales y plantas está integrada por un protocolo de toma de muestras de tejidos de mil especies, mismas que serán cotejadas con los datos de una biblioteca de referencia de secuencia de ADN.
“Tomamos una muestra de tejido, aislamos el ADN y secuenciamos los fragmentos de las mil especies; además, de cada una conseguimos la información respectiva como la identidad taxonómica, dónde fue recolectada, su ubicación geográfica, quién la identificó” y luego toda la información se guarda en una base de datos junto con su secuencia de ADN”, explicó.
Los inspectores de la Profepa o del Ministerio Público tomarán una muestra de tejido del material decomisado en los operativos de inspección y lo enviarán a secuenciar al laboratorio forense de vida silvestre.
“Esa muestra se toma y se almacena apropiadamente, luego se envía al laboratorio de biología molecular. Allí se aísla el ADN, se secuencia y se compara con las que ya están en la biblioteca de referencia. Si está en la lista se detiene a la persona, ya con toda la evidencia, y se le puede procesar”, expuso.
El proyecto, financiado por la empresa Google y el Instituto Smithsoniano, de Estados Unidos, estima que para julio se capaciten a los inspectores de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), así como a otras autoridades.
En el plan, que nació en 2013, participan seis países con problemas de tráfico de especies: Sudáfrica, Kenia, Nigeria, México, y faltan dos más por definir, aunque se espera que Ecuador sea uno de ellos, adelantó León Régagnon.
En una primera etapa se definieron las especies a considerar, por lo que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aportaron información sobre el tráfico de especies a nivel internacional.
En colaboración con especialistas en taxonomía de varias instituciones, se identificaron a las 200 especies que más se trafican en México y que son prioritarias.
Después, se definieron 800 especies más, es decir, cuatro más por cada una de las prioritarias, que fueran similares o que estuvieran emparentadas, pues con ello se tendrá información de las especies con las que se pueden confundir.
La UNAM trabaja ahora junto con otras instituciones académicas como el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) campus Chetumal y el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) para integrar la biblioteca y una vez integrada sea consultada por autoridades.
Además de la Profepa, la Semarnat y Conabio, participan la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Federal.
La biblioteca busca combatir uno de los principales problemas que contribuye a la extinción de especies, aseguró la especialista en un comunicado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
La iniciativa de protección y preservación de animales y plantas está integrada por un protocolo de toma de muestras de tejidos de mil especies, mismas que serán cotejadas con los datos de una biblioteca de referencia de secuencia de ADN.
“Tomamos una muestra de tejido, aislamos el ADN y secuenciamos los fragmentos de las mil especies; además, de cada una conseguimos la información respectiva como la identidad taxonómica, dónde fue recolectada, su ubicación geográfica, quién la identificó” y luego toda la información se guarda en una base de datos junto con su secuencia de ADN”, explicó.
Los inspectores de la Profepa o del Ministerio Público tomarán una muestra de tejido del material decomisado en los operativos de inspección y lo enviarán a secuenciar al laboratorio forense de vida silvestre.
“Esa muestra se toma y se almacena apropiadamente, luego se envía al laboratorio de biología molecular. Allí se aísla el ADN, se secuencia y se compara con las que ya están en la biblioteca de referencia. Si está en la lista se detiene a la persona, ya con toda la evidencia, y se le puede procesar”, expuso.
El proyecto, financiado por la empresa Google y el Instituto Smithsoniano, de Estados Unidos, estima que para julio se capaciten a los inspectores de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), así como a otras autoridades.
En el plan, que nació en 2013, participan seis países con problemas de tráfico de especies: Sudáfrica, Kenia, Nigeria, México, y faltan dos más por definir, aunque se espera que Ecuador sea uno de ellos, adelantó León Régagnon.
En una primera etapa se definieron las especies a considerar, por lo que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aportaron información sobre el tráfico de especies a nivel internacional.
En colaboración con especialistas en taxonomía de varias instituciones, se identificaron a las 200 especies que más se trafican en México y que son prioritarias.
Después, se definieron 800 especies más, es decir, cuatro más por cada una de las prioritarias, que fueran similares o que estuvieran emparentadas, pues con ello se tendrá información de las especies con las que se pueden confundir.
La UNAM trabaja ahora junto con otras instituciones académicas como el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) campus Chetumal y el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) para integrar la biblioteca y una vez integrada sea consultada por autoridades.
Además de la Profepa, la Semarnat y Conabio, participan la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Federal.