Quito, la capital ecuatoriana, es toda una belleza cultural y arquitectónica, enclavada en la mitad del planeta (Fotos: Pixabay)
QUITO, Ecuador (Notimex).- Quito, la capital ecuatoriana, es toda una belleza cultural y arquitectónica, enclavada en la mitad del planeta, con sus palacios e iglesias coloniales que se imponen en los alrededores de la Plaza de la Independencia.
El Centro Histórico de Quito, es de una riqueza arquitectónica, un deleite para que el visitante se interne en espacios antiquísimos como la Catedral Metropolitana, cuya construcción inició entre 1562 y 1565, la más antigua de Sudamérica.
Este templo de estilo gótico-mudéjar, por las características de sus pilares, arcos y alfarjes, no solo es belleza arquitectónica, es Catedral Museo porque allí hay frescos de maestros de la plástica como Bernardo Rodríguez y Manuel Samaniego.
La gran pintura de la Asunción de la Virgen, ubicada en la parte alta del altar, es obra de Samaniego, mientras en un altar detrás del coro se exhibe una escultura de la Sábana Santa de Manuel Chili Caspicara, escultor y tallador indígena perteneciente a la Escuela Quiteña de arte del siglo XVIII.
El Palacio Carondelet, declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad, es otra de las joyas de la época colonial, con su imponente salón amarillo, con sillas de madera labrada y con las fotografías de todos los presidentes de Ecuador desde 1830, ya que es la sede del gobierno.
La única fotografía que no aparece en el salón amarillo, es la de del expresidente Lucio Gutiérrez, (2003-2005), quien fue derrocado por los militares de la época.
Los retratos son obras de destacados pintores de Ecuador, que se suman a las pinturas que el visitante puede observar en cada uno de los pasillos de Carondelet, de los maestros Rafael Salas, Cevallos, Tamayo, Atahualpa Villacrés, Thoret, Oswaldo Viteri, Marco Salas y Jaime Zapata.
Pero el artista que recibe al visitante en Carondelet, camino a la segunda planta, es Oswaldo Guayazamin, con un mural que es un verdadero homenaje a las luchas del pueblo latinoamericano, como es toda su obra.
Una de las constantes en la decoración de este Palacio es la madera. Docenas de diferentes tipos de maderas han sido usadas a lo largo de los años tanto en pisos como en cielos, y por supuesto, en el elegante mobiliario de época.
Las iglesias, las calles empedradas, con su gente humilde, fraterna, solidaria, con una calidad humana que impactó hasta al Papa Francisco, en su visita a Ecuador, le dan otra dimensión de belleza a esta ciudad, ubicada a dos mil 800 metros sobre el nivel del mar, en el corazón de los Andes.
Entre palacios, iglesias y museos, el turista puede tener una referencia visual de la Escuela Quiteña, que alcanzó su época de mayor esplendor entre los siglos XVII y XVIII, llegando a adquirir gran prestigio entre las otras colonias americanas e incluso en la corte española.
Pero para contemplar la belleza de San Francisco de Quito, que fue construida en una superficie de 324 kilómetros, está El Panecillo, una elevación natural de tres mil metros sobre el nivel del mar.
Este fortín militar en la época de la conquista es hoy el sitio más frecuentado por los turistas porque desde esta colina se observa a lo lejos los Andes con sus volcanes y nevados, barrios enclavados en las laderas de las montañas, con sus calles empinadas.
Desde la base de la escultura de la Virgen de Quito, se aprecia el Centro Histórico, con sus imponentes sedes palaciegas, las callejuelas y la diversidad de cúpulas de las iglesias de todos los tamaños y estilos que están por toda la ciudad, y son parte de la huella del poder de la religión en las épocas de la conquista y colonia.
Pero Quito también ofrece Ciudad Mitad del Mundo, un monumento de 30 metros de altura, construido entre 1979 y 1982, a 30 minutos del centro del Distrito Metropolitano de Quito, en la parroquia de San Antonio.
Este espacio que es una réplica de una pequeña ciudad española, tiene museo, planetario, una plaza central en la que se hacen presentaciones culturales, mientras los guías explican que este lugar está en el centro del mundo, de los dos hemisferios.
El monumento tiene a sus alrededores la maravilla de las montañas andinas, para mostrar y explicar que Quito está en la mitad del mundo con su latitud 0-0'-0'' y con un sol que cae perpendicular sobre esta ciudadela, desde donde también se puede observar la sede de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur).