CHETUMAL, Quintana Roo.- El Gobierno del Estado, por medio de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (Sema), busca desarrollar una estrategia de protección y preservación del jaguar, especie que habita en la Reserva del Santuario de la Tortuga Marina Xcacel-Xcacelito, por lo que promoverá la consolidación de un Comité de Protección de esta majestuosa especie, con el propósito de darle un refugio seguro.
El secretario de Ecología y Medio Ambiente, Rafael Muñoz Berzunza, comentó que los propietarios de los ejidos donde deambula la especie se han acostumbrado por años a ver a estos carnívoros como una amenaza para sus comunidades.
Por ende, los jaguares han tenido que buscar zonas seguras, incursionando en diferentes áreas, ya que el mismo desarrollo de asentamientos humanos provoca que la especie busque otros espacios.
En este sentido, dijo que el reto más grande es cambiar la percepción negativa sobre el comportamiento de la especie para que en un futuro las comunidades aprendan a coexistir con estos animales.
Se pretende que por medio de este comité se involucren a los propietarios de los predios donde circulan los felinos y de la sociedad en general, para que a través de talleres impartidos por especialistas se promueva el cuidado, protección y conservación de esta especie de felinos, considerados los más grandes del Continente Americano, y que a causa de la caza ilegal y por la pérdida de hábitat se encuentra en peligro de extinción.
Muñoz Berzunza comentó que también se está analizando la posibilidad de aplicar un programa específico para la conservación, manejo y ecología del Jaguar, ya que con la información sobre la ecología de una especie clave se pueden determinar prioridades de manejo del área protegida. Esto se deriva de que si se logra proteger una población de un carnívoro como el Jaguar, que se encuentra al final de la cadena trófica, se puede asegurar la permanencia de un número considerable de especies adicionales de plantas, vertebrados e invertebrados.
El Gobierno del Estado establece como instrumento de conservación la Áreas Naturales Protegidas (ANPs), la Reserva Estatal del Santuario de la Tortuga Marina Xcacel-Xcacelito (bajo la responsabilidad de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente) pertenece a esta categoría, ya que alberga una gran diversidad de ecosistemas y una enorme riqueza de especies, entre las que destacan la tortuga marina y los jaguares, que encuentran en este sitio la posibilidad de alimentarse, ya que también alberga venados, puercos de monte, mapaches y tejones, entre otros, que forman parte de la cadena alimenticia del Jaguar.
Cabe señalar que con la colaboración de turistas, voluntarios del campamento y personal de la reserva, así como del análisis de huellas y excretas, se ha podido constatar la presencia de jaguares de diferentes tamaños en la entrada de Xcacel y por el área del cenote. Los avistamientos nocturnos han demostrado que cuando el Jaguar se percata de la presencia humana la evade y se aleja.
Por otra parte, informó que en esta temporada de anidación, se han protegido 428 nidadas de tortuga Caguama (Caretta caretta) y 460 de tortuga blanca (Chelonia mydas). La anidación tiene comportamientos variables cada año, ya que algunas hembras suben a anidar cada tres o cuatro años.
El secretario de Ecología y Medio Ambiente, Rafael Muñoz Berzunza, comentó que los propietarios de los ejidos donde deambula la especie se han acostumbrado por años a ver a estos carnívoros como una amenaza para sus comunidades.
Por ende, los jaguares han tenido que buscar zonas seguras, incursionando en diferentes áreas, ya que el mismo desarrollo de asentamientos humanos provoca que la especie busque otros espacios.
En este sentido, dijo que el reto más grande es cambiar la percepción negativa sobre el comportamiento de la especie para que en un futuro las comunidades aprendan a coexistir con estos animales.
Se pretende que por medio de este comité se involucren a los propietarios de los predios donde circulan los felinos y de la sociedad en general, para que a través de talleres impartidos por especialistas se promueva el cuidado, protección y conservación de esta especie de felinos, considerados los más grandes del Continente Americano, y que a causa de la caza ilegal y por la pérdida de hábitat se encuentra en peligro de extinción.
Muñoz Berzunza comentó que también se está analizando la posibilidad de aplicar un programa específico para la conservación, manejo y ecología del Jaguar, ya que con la información sobre la ecología de una especie clave se pueden determinar prioridades de manejo del área protegida. Esto se deriva de que si se logra proteger una población de un carnívoro como el Jaguar, que se encuentra al final de la cadena trófica, se puede asegurar la permanencia de un número considerable de especies adicionales de plantas, vertebrados e invertebrados.
El Gobierno del Estado establece como instrumento de conservación la Áreas Naturales Protegidas (ANPs), la Reserva Estatal del Santuario de la Tortuga Marina Xcacel-Xcacelito (bajo la responsabilidad de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente) pertenece a esta categoría, ya que alberga una gran diversidad de ecosistemas y una enorme riqueza de especies, entre las que destacan la tortuga marina y los jaguares, que encuentran en este sitio la posibilidad de alimentarse, ya que también alberga venados, puercos de monte, mapaches y tejones, entre otros, que forman parte de la cadena alimenticia del Jaguar.
Cabe señalar que con la colaboración de turistas, voluntarios del campamento y personal de la reserva, así como del análisis de huellas y excretas, se ha podido constatar la presencia de jaguares de diferentes tamaños en la entrada de Xcacel y por el área del cenote. Los avistamientos nocturnos han demostrado que cuando el Jaguar se percata de la presencia humana la evade y se aleja.
Por otra parte, informó que en esta temporada de anidación, se han protegido 428 nidadas de tortuga Caguama (Caretta caretta) y 460 de tortuga blanca (Chelonia mydas). La anidación tiene comportamientos variables cada año, ya que algunas hembras suben a anidar cada tres o cuatro años.