MÉXICO, D.F. (Notimex).- En más de cuatro décadas de trabajar en cine y televisión, Roberto Gómez Bolaños siempre mantuvo su apuesta por hacer comedia basada en el humor blanco y fino, con una marcada influencia de la cultura popular y de personajes emblemáticos como “El gordo y el flaco” o Charles Chaplin.
Así lo señaló el crítico de cine e investigador José Antonio Valdés Peña, quien en entrevista con Notimex destacó la visión cinematográfica de “Chespirito”, quien desde sus primeros trabajos y hasta el final siempre apostó por el humor que no tenía doble sentido, que no ofendía a la audiencia, pues siempre fue de corte familiar.
“El humor de Gómez Bolaños tiene muchas referencias a la comedia del cine clásico de los años 20 y 30, de actores como Stan Laurel y Oliver Hardy (El Gordo y el Flaco), así como de la cultura popular mexicana, lo que se ve en la vecindad del ´Chavo del 8´, que seguramente también tuvo influencias del cine de barrio bajo como el que hacia Alejandro Galindo o Fernando Méndez”, expresó.
Recordó que la carrera de Roberto Gómez Bolaños tuvo distintas etapas, pues inició como guionista en la década de los 50, cuando escribía para el programa de televisión “Cómicos y Canciones” y sketches para “Viruta y Capulina”, poco después debuta como actor en “Dos locos en escena”, en 1960.
Sin embargo, abundó, su personalidad como creador empieza a ser más definida a partir de series como “El ciudadano Gómez” y “Los supergenios de la mesa cuadrada”, ambas de 1968, cuando aparece por primera vez en televisión uno de sus emblemáticos personajes: “El doctor Chapatín”.
Además es en ese programa donde conoce a los actores Ramón Valdés, Rubén Aguirre y María Antonieta de las Nieves, con quienes decide iniciar, en 1970, el proyecto que lo consagró: “Chespirito”, que incluía a “El chavo del 8” y “El Chapulín colorado”.
La serie fue muy bien recibida por la audiencia, así que para 1978, año en que se funda Televicine, brazo cinematográfico de Televisa, la empresa le encarga a Roberto Gómez Bolaños arrancar la compañía con una película suya, pues estaban convencidos de que los éxitos en pantalla chica lo serían también en cine.
Es así como se estrena “El Chanfle”, una película escrita por él y dirigida por Enrique Segoviano, que resulta una gran éxito en taquilla que le asegura su secuela dos años después, “a partir de ese momento, Roberto ya no sólo escribe y actúa, también dirige y se involucra en todo el proceso creativo”.
Le siguieron cintas como “Don ratón y don ratero” (1983) y “Charrito” (1984), donde nuevamente se ve el interés del escritor por hacer comedia familiar e inocente, en una época en la que en el cine predominaba la sexy comedia, las ficheras y los albureros.
Aunque cuatro años después dirige “Música de viento”, Gómez Bolaños se da cuenta que no encaja en el tipo de cine que se realizaba en esos años, así que decide dejarlo y enfocarse a lo que siempre fue su prioridad, sus propios personajes en televisión.
Para José Antonio Valdés, uno de los grandes atributos de “Chespirito” fue su capacidad para descubrir grandes talentos, como Florinda Meza, Edgar Vivar, Raúl “Chato” Padilla y Angelina Fernández, que eran actores de relleno del cine o teatro mexicano, que se convirtieron en protagonistas del universo creado por Gómez Bolaños.
Con el paso de los años “Chespirito” se convirtió en un personaje icónico de la cultura popular mexicana, que logró trascender en toda Hispanoamérica, “existe la anécdota de que una vez que todo el elenco de ´Chespirito´ visitó el estadio nacional de Chile miles de personas llegaron con tortas de jamón para ´El Chavo del 8´”.
Es así como el encanto y la inocencia de los personajes creados por Roberto Gómez Bolaños han permanecido por más de cuatro décadas en el imaginario colectivo, pasando de generación en generación, porque se trata de personajes reales, con los que el público se siente identificado, concluyó Valdés Peña.
Así lo señaló el crítico de cine e investigador José Antonio Valdés Peña, quien en entrevista con Notimex destacó la visión cinematográfica de “Chespirito”, quien desde sus primeros trabajos y hasta el final siempre apostó por el humor que no tenía doble sentido, que no ofendía a la audiencia, pues siempre fue de corte familiar.
“El humor de Gómez Bolaños tiene muchas referencias a la comedia del cine clásico de los años 20 y 30, de actores como Stan Laurel y Oliver Hardy (El Gordo y el Flaco), así como de la cultura popular mexicana, lo que se ve en la vecindad del ´Chavo del 8´, que seguramente también tuvo influencias del cine de barrio bajo como el que hacia Alejandro Galindo o Fernando Méndez”, expresó.
Recordó que la carrera de Roberto Gómez Bolaños tuvo distintas etapas, pues inició como guionista en la década de los 50, cuando escribía para el programa de televisión “Cómicos y Canciones” y sketches para “Viruta y Capulina”, poco después debuta como actor en “Dos locos en escena”, en 1960.
Sin embargo, abundó, su personalidad como creador empieza a ser más definida a partir de series como “El ciudadano Gómez” y “Los supergenios de la mesa cuadrada”, ambas de 1968, cuando aparece por primera vez en televisión uno de sus emblemáticos personajes: “El doctor Chapatín”.
Además es en ese programa donde conoce a los actores Ramón Valdés, Rubén Aguirre y María Antonieta de las Nieves, con quienes decide iniciar, en 1970, el proyecto que lo consagró: “Chespirito”, que incluía a “El chavo del 8” y “El Chapulín colorado”.
La serie fue muy bien recibida por la audiencia, así que para 1978, año en que se funda Televicine, brazo cinematográfico de Televisa, la empresa le encarga a Roberto Gómez Bolaños arrancar la compañía con una película suya, pues estaban convencidos de que los éxitos en pantalla chica lo serían también en cine.
Es así como se estrena “El Chanfle”, una película escrita por él y dirigida por Enrique Segoviano, que resulta una gran éxito en taquilla que le asegura su secuela dos años después, “a partir de ese momento, Roberto ya no sólo escribe y actúa, también dirige y se involucra en todo el proceso creativo”.
Le siguieron cintas como “Don ratón y don ratero” (1983) y “Charrito” (1984), donde nuevamente se ve el interés del escritor por hacer comedia familiar e inocente, en una época en la que en el cine predominaba la sexy comedia, las ficheras y los albureros.
Aunque cuatro años después dirige “Música de viento”, Gómez Bolaños se da cuenta que no encaja en el tipo de cine que se realizaba en esos años, así que decide dejarlo y enfocarse a lo que siempre fue su prioridad, sus propios personajes en televisión.
Para José Antonio Valdés, uno de los grandes atributos de “Chespirito” fue su capacidad para descubrir grandes talentos, como Florinda Meza, Edgar Vivar, Raúl “Chato” Padilla y Angelina Fernández, que eran actores de relleno del cine o teatro mexicano, que se convirtieron en protagonistas del universo creado por Gómez Bolaños.
Con el paso de los años “Chespirito” se convirtió en un personaje icónico de la cultura popular mexicana, que logró trascender en toda Hispanoamérica, “existe la anécdota de que una vez que todo el elenco de ´Chespirito´ visitó el estadio nacional de Chile miles de personas llegaron con tortas de jamón para ´El Chavo del 8´”.
Es así como el encanto y la inocencia de los personajes creados por Roberto Gómez Bolaños han permanecido por más de cuatro décadas en el imaginario colectivo, pasando de generación en generación, porque se trata de personajes reales, con los que el público se siente identificado, concluyó Valdés Peña.