Científicos japoneses demuestran que se puede injertar neuronas reprogramadas en el cerebro de monos sin que haya un rechazo del sistema inmune
Desde hace unos años, se ha abierto una nueva esperanza para curar el párkinson. Se trata de un tratamiento que combina la obtención de neuronas productoras de dopamina a partir de células madre y un trasplante de las mismas en el cerebro para revertir los síntomas de esta enfermedad, que afecta a hasta 10 millones de personas en todo el mundo y es la dolencia neurodegenerativa más común después del alzhéimer.
Hoy, científicos japoneses presentan un estudio que acerca el día en el que esos trasplantes serán posibles. Su trabajo, realizado en macacos, ha demostrado que es viable trasplantar neuronas dopaminérgicas (que producen dopamina) en el cerebro sin provocar un rechazo del sistema inmune. El tratamiento tampoco genera tumores y muestra que las neuronas siguen vivas en el cerebro de los macacos hasta cuatro meses después de la intervención. Lo importante es que esas neuronas se habían obtenido a partir de células adultas del propio mono, una técnica conocida como reprogramación celular que, en puridad, supone que se ha usado tejido del propio paciente para tratar al paciente. Según los autores del trabajo, publicado en Stem Cell Reports, el día en el que ese paciente sea una persona en lugar de un mono puede estar muy cerca.
“Estamos ya planeando trasplantes para enfermos de párkinson”, explica a Materia Jun Takahashi, investigador del Centro de Investigación y Aplicación de Células iPSC de la Universidad de Kioto y coautor del trabajo. “Probablemente empecemos en un par de años con autotrasplantes”, señala.
No es casual que este estudio se halla hecho en Japón. El país ha iniciado una cruzada científica para ser el primero del mundo en realizar los primeros tratamientos médicos con células iPSC. Esas siglas corresponden en inglés a las células madre reprogramadas, es decir, creadas a partir de otras adultas tomadas, por ejemplo, de la piel del propio paciente. La técnica para crear iPSC la inventó un japonés, Shinya Yamanaka, en 2006. El año pasado recibió un premio Nobel por aquel trabajo fundamental para investigar nuevas terapias. La aplicación de esta nueva vía experimental ha sido una prioridad para el Gobierno nipón, que hace dos meses aprobó oficialmente el primer ensayo en humanos con células madre iPSC para tratar la degeneración macular. Así las cosas, tampoco es casual que el estudio con monos publicado hoy también lo firme Yamanaka, padre de las iPSC.
El estudio compara dos tipos de trasplantes. En un caso el trasplante era autólogo, es decir, con células del propio mono. El otro era un alotrasplante, es decir, con células ajenas. En ambos casos se partía de una pequeña muestra de tejido tomada de la boca o de unas cuantas gotas de sangre. Las células adultas de esos tejidos se reprogramaron hasta conseguir células madre y después se generaron con ellas las preciadas neuronas dopaminérgicas que podrían revertir el párkinson.
Los resultados muestran que los monos que recibieron un autotrasplante no experimentaron ningún rechazo ni su sistema inmune generó una respuesta, lo que favoreció la supervivencia de neuronas injertadas. En los trasplantes con donante y paciente diferente sí hubo una respuesta inmune y por ello sobrevivieron la mitad de neuronas, explica Takahashi. Los datos, dice, son claves a la hora de trazar una futura terapia en humanos.
Monos sin párkinson
“Para que el uso de uso de iPSC sea amplio, debe haber trasplantes alogénicos [entre donante y paciente diferentes]”, resalta Takahashi. Tratar al enfermo con sus propias células requiere “tiempo y dinero”, por lo que la vía ideal sería el uso de bancos de células iPSC de diferentes variedades que se harían corresponder con el perfil del paciente para evitar rechazo, igual que con los bancos de sangre.
A principios de año, otro equipo en EEUU demostró que los trasplantes con neuronas generadas con iPSC eran viables y frenaban el párkinson. Era un estudio también dirigido hacia nuevos tratamientos en humanos que, de alguna forma, se adelantó al de Yamanaka. Pero Takahashi dice que su trabajo ha sido el primero en comparar los dos tipos de trasplantes.
“Los japoneses han apostado muy fuerte por llevar las iPSC a la clínica y este es un paso muy importante para lograrlo”, reconoce Charo Sánchez Pernaute, investigadora de Inbiomed y experta en el estudio de células madre para futuros tratamientos del párkinson. Pero aún queda camino por recorrer, advierte. Por un lado el porcentaje de células trasplantadas y el de neuronas conservadas es más bajo en este estudio que en otros anteriores en los que se usaron neuronas fetales para tratar a enfermos de párkinson, señala. “El resultado de esos trasplantes en humanos ha sido muy variable, a unos les fue muy bien y a otros no, sin contar con que hay otros estudios que apuntan a que las neuronas basadas en iPSC no funcionan tan bien como las fetales”, advierte.
Esa funcionalidad es la clave que falta en este estudio, según Cristina Eguizábal, experta en investigación con células madre y reproducción que trabaja en el Centro Vasco de Transfusiones y Tejidos Humanos (CVTTH). “Aún no sabemos si las neuronas trasplantadas son funcionales y reparan los daños causados por la enfermedad”, comenta.
Takahashi aduce que su equipo ya demostró la funcionalidad de estas células en estudios anteriores y que su trabajo ahora se centra en el rechazo inmune de cara a trasplantes en humanos. Sus próximo paso, dice, será buscar trasplantes entre diferentes individuos con perfiles compatibles.
El trasplante de neuronas dopaminérgicas podría revertir el daño que el párkinson hace en estas células / Rice
(Nuño Domínguez / Materia).- Aunque ya hace casi 200 años que James Parkinson describió la enfermedad degenerativa que lleva su nombre, esta dolencia sigue sin tener cura. Por razones desconocidas, las neuronas que producen dopamina en el cerebro comienzan a morirse. Este compuesto es un neurotransmisor clave y, cuando falta, aparecen los temblores y problemas motores que caracterizan la etapa temprana del párkinson. Los fármacos actuales pueden eliminar esos síntomas durante un tiempo elevando la producción de dopamina, pero no logran detener la desaparición progresiva de neuronas que acaba amenazando la memoria, el habla o los movimientos necesarios para tragar.Desde hace unos años, se ha abierto una nueva esperanza para curar el párkinson. Se trata de un tratamiento que combina la obtención de neuronas productoras de dopamina a partir de células madre y un trasplante de las mismas en el cerebro para revertir los síntomas de esta enfermedad, que afecta a hasta 10 millones de personas en todo el mundo y es la dolencia neurodegenerativa más común después del alzhéimer.
Hoy, científicos japoneses presentan un estudio que acerca el día en el que esos trasplantes serán posibles. Su trabajo, realizado en macacos, ha demostrado que es viable trasplantar neuronas dopaminérgicas (que producen dopamina) en el cerebro sin provocar un rechazo del sistema inmune. El tratamiento tampoco genera tumores y muestra que las neuronas siguen vivas en el cerebro de los macacos hasta cuatro meses después de la intervención. Lo importante es que esas neuronas se habían obtenido a partir de células adultas del propio mono, una técnica conocida como reprogramación celular que, en puridad, supone que se ha usado tejido del propio paciente para tratar al paciente. Según los autores del trabajo, publicado en Stem Cell Reports, el día en el que ese paciente sea una persona en lugar de un mono puede estar muy cerca.
“Estamos ya planeando trasplantes para enfermos de párkinson”, explica a Materia Jun Takahashi, investigador del Centro de Investigación y Aplicación de Células iPSC de la Universidad de Kioto y coautor del trabajo. “Probablemente empecemos en un par de años con autotrasplantes”, señala.
“Estamos ya planeando
trasplantes para enfermos
de párkinson”
Los monos que recibieron
un autotrasplante no
experimentaron ningún
rechazo
Los resultados muestran que los monos que recibieron un autotrasplante no experimentaron ningún rechazo ni su sistema inmune generó una respuesta, lo que favoreció la supervivencia de neuronas injertadas. En los trasplantes con donante y paciente diferente sí hubo una respuesta inmune y por ello sobrevivieron la mitad de neuronas, explica Takahashi. Los datos, dice, son claves a la hora de trazar una futura terapia en humanos.
Monos sin párkinson
“Para que el uso de uso de iPSC sea amplio, debe haber trasplantes alogénicos [entre donante y paciente diferentes]”, resalta Takahashi. Tratar al enfermo con sus propias células requiere “tiempo y dinero”, por lo que la vía ideal sería el uso de bancos de células iPSC de diferentes variedades que se harían corresponder con el perfil del paciente para evitar rechazo, igual que con los bancos de sangre.
“Aún no sabemos si las
neuronas trasplantadas
reparan los daños
causados por la
enfermedad”
“Los japoneses han apostado muy fuerte por llevar las iPSC a la clínica y este es un paso muy importante para lograrlo”, reconoce Charo Sánchez Pernaute, investigadora de Inbiomed y experta en el estudio de células madre para futuros tratamientos del párkinson. Pero aún queda camino por recorrer, advierte. Por un lado el porcentaje de células trasplantadas y el de neuronas conservadas es más bajo en este estudio que en otros anteriores en los que se usaron neuronas fetales para tratar a enfermos de párkinson, señala. “El resultado de esos trasplantes en humanos ha sido muy variable, a unos les fue muy bien y a otros no, sin contar con que hay otros estudios que apuntan a que las neuronas basadas en iPSC no funcionan tan bien como las fetales”, advierte.
Esa funcionalidad es la clave que falta en este estudio, según Cristina Eguizábal, experta en investigación con células madre y reproducción que trabaja en el Centro Vasco de Transfusiones y Tejidos Humanos (CVTTH). “Aún no sabemos si las neuronas trasplantadas son funcionales y reparan los daños causados por la enfermedad”, comenta.
Takahashi aduce que su equipo ya demostró la funcionalidad de estas células en estudios anteriores y que su trabajo ahora se centra en el rechazo inmune de cara a trasplantes en humanos. Sus próximo paso, dice, será buscar trasplantes entre diferentes individuos con perfiles compatibles.