El telescopio espacial Kepler detecta un planeta del tamaño de la Tierra y que puede albergar agua líquida. Está a unos 500 años luz del nuestro.
“Esto, por supuesto, son buenas noticias para la existencia de vida en el universo”, resalta a Materia Stephen Kane, astrónomo de la Universidad Estatal de San Francisco y codescubridor del nuevo planeta. De todos los exoplanetas encontrados hasta la fecha, este es “el más parecido a la Tierra en cuanto a tamaño y energía recibida de su estrella”, explica. El estudio completo del nuevo cuerpo se publica hoy en la revista Science.
El nuevo exoplaneta se llama Kepler-186f y ha sido descubierto gracias al telescopio espacial Kepler, lanzado en 2009. Desde entonces este instrumento de la NASA ha descubierto 961 planetas fuera del sistema solar, la inmensa mayoría de ellos son gigantes gaseosos, aunque también hay algunos con tamaños similares a la Tierra e incluso más pequeños.
Atmósfera propicia
La gran abundancia de descubrimientos de exoplanetas en los últimos años no debería deslucir la importancia del hallazgo actual, advierte Kane. “Es increíble que vivamos en un tiempo en el que el descubrimiento de exoplanetas sea casi rutinario. Esto se hace bastante profundo cuando piensas que hace apenas cinco años no conocíamos ni un solo planeta del tamaño de la Tierra”, destaca el astrónomo.
Kane es el jefe del Grupo de Trabajo de Zonas Habitables del telescopio Kepler. Su trabajo fue calcular hasta dónde se extiende la zona en la que, gracias al calor de la estrella, si hay agua en un planeta esta puede estar en estado líquido. Esto no quiere decir que el planeta sea habitable, ni siquiera que haya vida en él, pero sí que se dan condiciones esenciales para que pueda haberla.
Más allá de su tamaño, con un radio 1,1 veces el de la Tierra, y su órbita en la zona habitable, se ignora casi todo del nuevo planeta. Debido a la distancia a la que está y a la débil luz que refleja, es “imposible” saber qué aspecto tiene o si este mundo es similar a ese punto azul pálido que es la Tierra vista desde el espacio. No obstante, las similitudes son tentadoras y la propia revista Science incluye en su portada una reconstrucción del planeta hecha por la NASA y en la que se aprecian océanos, grandes masas de tierra, casquetes polares y una atmósfera con nubes. Más allá de la imaginación, Kane aporta algún detalle con más fundamento científico. “El hecho de que sea ligeramente mayor que la Tierra probablemente supone que es más activo geológicamente y que tenga una atmósfera algo más gruesa”, señala el astrónomo. “Esto puede ayudar a que la superficie quede aislada y cree un ambiente más cálido que el que se esperaría de este planeta, que está en la parte exterior de la zona habitable”, detalla.
El Kepler-186f es el quinto planeta de su sistema y es el que tiene una órbita más alejada de su estrella. Se trata de un astro tipo M, que tienen un tamaño en torno a la mitad de nuestro Sol y son por tanto más frías. Sin embargo, el resto de planetas en el sistema, más cerca de la estrella, posiblemente tengan atmósferas que generan un abrasador efecto invernadero parecido al de Venus, pero en una escala mucho mayor, comenta Kane.
Averiguar más sobre planetas tan pequeños, lejanos e interesantes como Kepler-186f es un reto científico descomunal. ¿Hay vida en su superficie? La clave para averiguarlo es detectar su atmósfera y analizarla, explica Mercedes López-Morales, una astrónoma española que trabaja en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EEUU). “El problema que vamos a tener para averiguar más sobre este planeta en particular es que la estrella está lejos y es demasiado débil, lo que significa que no vamos a poder recolectar suficientes fotones, incluso con la proxima generacion de telescopios gigantes como el E-ELT europeo o el GMT en EEUU”, destaca.
Posiblemente habrá que mover el foco hacia otras estrellas más cercanas para encontrar un exoplaneta como la Tierra, habitable y con una atmósfera visible y propicia para la vida. Sin embargo, López-Morales, que no ha participado en el estudio de Kepler-186f, valora el hallazgo. “Este descubrimiento es un nuevo paso que nos revela que probablemente hay más planetas ahí afuera parecidos a la Tierra que lo que en un principio se pensaba”, destaca.
Reconstrucción del nuevo exoplaneta / NASA
(Nuño Domínguez / Materia).- Un equipo de astrónomos ha descubierto el primer exoplaneta del tamaño de la Tierra que está en la zona habitable, es decir, que puede albergar agua líquida como nuestro planeta. El nuevo cuerpo está a unos 500 años luz de la Tierra y forma parte de un sistema solar formado por cinco planetas. Al contrario que en el nuestro, todos ellos tienen entre una y una vez y media el radio de la Tierra, lo que apunta a que todos ellos son planetas rocosos con una composición similar a la Tierra y diferente por tanto de los inmensos mundos gaseosos como Júpiter o Saturno. Las características del nuevo planeta y su sistema solar implican que este tipo de mundos en la zona habitable pueden ser más abundantes de lo que se pensaba.“Esto, por supuesto, son buenas noticias para la existencia de vida en el universo”, resalta a Materia Stephen Kane, astrónomo de la Universidad Estatal de San Francisco y codescubridor del nuevo planeta. De todos los exoplanetas encontrados hasta la fecha, este es “el más parecido a la Tierra en cuanto a tamaño y energía recibida de su estrella”, explica. El estudio completo del nuevo cuerpo se publica hoy en la revista Science.
El nuevo exoplaneta se llama Kepler-186f y ha sido descubierto gracias al telescopio espacial Kepler, lanzado en 2009. Desde entonces este instrumento de la NASA ha descubierto 961 planetas fuera del sistema solar, la inmensa mayoría de ellos son gigantes gaseosos, aunque también hay algunos con tamaños similares a la Tierra e incluso más pequeños.
Atmósfera propicia
La gran abundancia de descubrimientos de exoplanetas en los últimos años no debería deslucir la importancia del hallazgo actual, advierte Kane. “Es increíble que vivamos en un tiempo en el que el descubrimiento de exoplanetas sea casi rutinario. Esto se hace bastante profundo cuando piensas que hace apenas cinco años no conocíamos ni un solo planeta del tamaño de la Tierra”, destaca el astrónomo.
“Esto, por supuesto,
son buenas noticias para
la existencia de vida
en el Universo”
Más allá de su tamaño, con un radio 1,1 veces el de la Tierra, y su órbita en la zona habitable, se ignora casi todo del nuevo planeta. Debido a la distancia a la que está y a la débil luz que refleja, es “imposible” saber qué aspecto tiene o si este mundo es similar a ese punto azul pálido que es la Tierra vista desde el espacio. No obstante, las similitudes son tentadoras y la propia revista Science incluye en su portada una reconstrucción del planeta hecha por la NASA y en la que se aprecian océanos, grandes masas de tierra, casquetes polares y una atmósfera con nubes. Más allá de la imaginación, Kane aporta algún detalle con más fundamento científico. “El hecho de que sea ligeramente mayor que la Tierra probablemente supone que es más activo geológicamente y que tenga una atmósfera algo más gruesa”, señala el astrónomo. “Esto puede ayudar a que la superficie quede aislada y cree un ambiente más cálido que el que se esperaría de este planeta, que está en la parte exterior de la zona habitable”, detalla.
Comparación de la Tierra y Kepler-186f / NASA |
Averiguar más sobre planetas tan pequeños, lejanos e interesantes como Kepler-186f es un reto científico descomunal. ¿Hay vida en su superficie? La clave para averiguarlo es detectar su atmósfera y analizarla, explica Mercedes López-Morales, una astrónoma española que trabaja en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EEUU). “El problema que vamos a tener para averiguar más sobre este planeta en particular es que la estrella está lejos y es demasiado débil, lo que significa que no vamos a poder recolectar suficientes fotones, incluso con la proxima generacion de telescopios gigantes como el E-ELT europeo o el GMT en EEUU”, destaca.
Posiblemente habrá que mover el foco hacia otras estrellas más cercanas para encontrar un exoplaneta como la Tierra, habitable y con una atmósfera visible y propicia para la vida. Sin embargo, López-Morales, que no ha participado en el estudio de Kepler-186f, valora el hallazgo. “Este descubrimiento es un nuevo paso que nos revela que probablemente hay más planetas ahí afuera parecidos a la Tierra que lo que en un principio se pensaba”, destaca.