Ciudad de México (Notimex).- El profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, Héctor Guerrero Bobadilla, diseñó un disipador sísmico, útil para proteger la estructura de los edificios ante la ocurrencia de un temblor.
Se trata de unas barras metálicas con un centro de acero y forradas por concreto que se ensancha en las orillas, las cuales se colocan en cada piso del edificio y logran captar gran parte de la energía que produce el movimiento telúrico.
Su propuesta incluye un método teórico para calcular diversos efectos de un movimiento telúrico sobre una edificación, así como la elaboración de prototipos de disipadores propios, probados experimentalmente en la mesa vibradora de la facultad para reducir los daños en la estructura.
“El dispositivo capta la fuerza del temblor, deformándose y evitando que la estructura reciba todo el impacto, con lo que se reducen los daños”, explicó Guerrero Bobadilla en un comunicado difundido por la máxima casa de estudios.
El doctor en ingeniería de estructuras explicó que ese sistema funciona como el cambio de un fusible en la instalación eléctrica de una casa, pues cuando el disipador se deforma se reemplaza por uno nuevo y el edificio sigue en pie sin mayores daños estructurales.
“Esta técnica es muy usada en construcciones de Japón y de San Francisco, Estados Unidos, donde los sismos son frecuentes. En México apenas se está implementando”, puntualizó.
Refirió que el costo de los disipadores que diseñados son económicos porque usan materiales convencionales, pero también son muy competitivos con los importados.
“Los que hicimos en la UNAM son para construcciones de tamaño mediano, no tan altas, y funcionan bien. Pensamos en protegerlos con una patente, pero eso encarecería los costos, y los queremos aplicar en zonas marginadas del país”, resaltó.
Junto con el investigador del Instituto de Ingeniería, Alberto Escobar, realiza pruebas en edificios prefabricados y con estructuras de vidrio, con los que ha tenido buenos resultados.
Se trata de unas barras metálicas con un centro de acero y forradas por concreto que se ensancha en las orillas, las cuales se colocan en cada piso del edificio y logran captar gran parte de la energía que produce el movimiento telúrico.
Su propuesta incluye un método teórico para calcular diversos efectos de un movimiento telúrico sobre una edificación, así como la elaboración de prototipos de disipadores propios, probados experimentalmente en la mesa vibradora de la facultad para reducir los daños en la estructura.
“El dispositivo capta la fuerza del temblor, deformándose y evitando que la estructura reciba todo el impacto, con lo que se reducen los daños”, explicó Guerrero Bobadilla en un comunicado difundido por la máxima casa de estudios.
El doctor en ingeniería de estructuras explicó que ese sistema funciona como el cambio de un fusible en la instalación eléctrica de una casa, pues cuando el disipador se deforma se reemplaza por uno nuevo y el edificio sigue en pie sin mayores daños estructurales.
“Esta técnica es muy usada en construcciones de Japón y de San Francisco, Estados Unidos, donde los sismos son frecuentes. En México apenas se está implementando”, puntualizó.
Refirió que el costo de los disipadores que diseñados son económicos porque usan materiales convencionales, pero también son muy competitivos con los importados.
“Los que hicimos en la UNAM son para construcciones de tamaño mediano, no tan altas, y funcionan bien. Pensamos en protegerlos con una patente, pero eso encarecería los costos, y los queremos aplicar en zonas marginadas del país”, resaltó.
Junto con el investigador del Instituto de Ingeniería, Alberto Escobar, realiza pruebas en edificios prefabricados y con estructuras de vidrio, con los que ha tenido buenos resultados.